Cazadores de humo
Foto: Tano Ramos
París, agosto de 2004.
Para Óscar Lobato, periodista y escritor de 49 años, "nunca" se cumple una de las máximas más corrosivas de la profesión periodística: no dejes que la verdad te estropee una buena noticia. En su opinión, la que "siempre" triunfa es la máxima shakeperiana: La verdad, si es la verdad, ¿para qué gritarla al viento? De la primera se alimenta Saurina para saborear la fama. De la segunda respira Wamba para reafirmarse en la búsqueda de la verdad. Son dos personajes antagónicos, auténticos arquetipos del reportero ávido de éxito a cualquier precio y del periodista de raza que, por encima de cualquier medalla, respeta a sus lectores y, sobre todo, a su dignidad. Ambos se sumergen en una aventura vertiginosa, llena de intriga y situaciones límite, ambientada en la provincia de Cádiz, que Lobato dibuja en Cazadores de humo, su primera novela.
Fernando Pérez Monguió
Para Óscar Lobato, periodista y escritor de 49 años, "nunca" se cumple una de las máximas más corrosivas de la profesión periodística: no dejes que la verdad te estropee una buena noticia. En su opinión, la que "siempre" triunfa es la máxima shakeperiana: La verdad, si es la verdad, ¿para qué gritarla al viento? De la primera se alimenta Saurina para saborear la fama. De la segunda respira Wamba para reafirmarse en la búsqueda de la verdad. Son dos personajes antagónicos, auténticos arquetipos del reportero ávido de éxito a cualquier precio y del periodista de raza que, por encima de cualquier medalla, respeta a sus lectores y, sobre todo, a su dignidad. Ambos se sumergen en una aventura vertiginosa, llena de intriga y situaciones límite, ambientada en la provincia de Cádiz, que Lobato dibuja en Cazadores de humo, su primera novela.
Fernando Pérez Monguió
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